Reflexión personal sobre la película de Lanzarote

Si he de decir algo estrictamente personal es que, a mi entender, este documental no es, ni pretende ser, una suma de elementos para demostrar una opinión formada de antemano. Más bien, mi encuentro con el caso Berrugo –un prototipo en la defensa de la propia identidad frente a la devastación del territorio– me ha inducido a esta reflexión sobre la ética del actual desarrollo urbanístico.

LANZAROTE, LA ISLA ESTRELLADA

Tengo el gusto de invitarles al estreno de una película en esta misma página,en versión completa, actual, dura y polémica: LANZAROTE, LA ISLA ESTRELLADA.

Retrato de una santera o El riesgo de utilizar nuestras facultades psíquicas para ganar la lotería

El futuro suele realizar un movimiento imprevisto que no niega del todo lo que se había profetizado ni confirma plenamente lo que se esperaba. Con frecuencia, aparece un quiebro sorprendente, un regate fortuito. Lo sucedido durante dos días y dos noches en la vida de una santera corrobora la inasibilidad del destino, particularmente cuando entran en juego fuerzas tan potentes como el amor y el dinero.

LOS PENDEJOS

LOS PENDEJOS ... El que sabe una barbaridad sobre los pendejos es Facundo Cabral. En un recital en que cantó junto a Alberto Cortés, ofreció la siguiente parrafada, referida a un pariente suyo que era coronel: Solamente le tenía miedo a los pendejos. Un día le pregunté: -¿Por qué? Y me dijo: -Porque son muchos. No hay forma de cubrir semejante frente.

Mi Pedro García Cabrera, el García Lorca de las Islas Canarias

Pedro García Cabrera es el mejor poeta oriundo de las Islas Canarias. Nació en la isla de La Gomera, en el año 1905, murió en Tenerife, en 1981. Hizo la carrera de maestro y estuvo vinculado al movimiento surrealista y a la revista “La Gaceta del Arte”. A raíz del golpe de estado de 1936, fue arrestado y enviado a un campo de concentración en Villa Cisneros. Allí, organizó una evasión y con otros compañeros secuestró el vapor “Viera y Clavijo” y se dirigió a Senegal. Después marchó a Marsella y pasó a Andalucía, donde se integró en el frente republicano, pero de nuevo cayó en manos del ejército golpista y sufrió prisión durante siete años.

Venden sucedáneos del Prozac en puestos de lotería

El otro día compré un billete de la Once en el mercado municipal y el señor que lo vendió me dijo lo mismo: “Se compra por tener algo con qué soñar”. Me costó 3 euros y publicitaba una ganancia nada menos que de 9 millones ¡de euros! De camino a casa, cargado con bolsas de verdura, me puse a hacer la prueba del “poquito de ilusión”.

El escritor y el orden

Escribir no es ordenar. A quien le guste ordenar se sentirá más cómodo siendo teniente que escritor. No obstante, el orden utilizado como herramienta secundaria facilita el trabajo literario. Si usted se dedica o piensa dedicarse a escribir, quizás le sean de alguna utilidad las siguientes sugerencias.

Un traje para Trajano

Un traje para Trajano

El plagio

Se entiende por plagio la copia de partes substanciales de obras ajenas, dándolas como propias. Si usted reproduce literalmente lo que otro autor ha escrito, sin entrecomillar o indexar el texto y sin citar su procedencia, está cometiendo un plagio. Sin embargo, cuando alguien repite con otras palabras el pensamiento de un autor no hace un plagio, sino una paráfrasis, lo cual es perfectamente legal.

Los degradados en ¡Menudo reparto!, de Jonathan Coe

El novelista Jonathan Coe y su fascinante juego de espejos y degradados para retratar a quienes mueven los hilos de la sociedad actual desde la mayor impunidad.

¿Literatura popular o literatura de élite?

Entre escritores, lectores, críticos y otras gentes de costumbres literarias, permanece un debate abierto que se acrecienta de vez en cuando, como sucede con los rescoldos de una hoguera cuando les llega alguna racha de aire nuevo: el fuego y el debate siguen siendo los mismos, aunque esporádicamente se acrecienten y varíen sus formas.

Literatura y sociedad

Aunque uno escriba a partir de experiencias propias y vierta en el texto sus opiniones, es innegable que éstas y aquéllas son sus versiones personales sobre lo que sucede a su alrededor o, dicho de otra manera, la literatura es social por necesidad.

Las opiniones de quien escribe

Vaya por delante que soy partidario de que cada escritor, como cualquier otra persona, debe ser libre para expresar su opinión, sea ésta la que fuere. Sin embargo, las precipitaciones en ofrecer al público juicios poco meditados, surgidos del apresuramiento, nos pueden sacar los colores un tiempo después. Un poco de mesura nunca viene mal, sobre todo cuando se trata de juzgar la obra ajena.

La honradez intelectual

–El texto se está componiendo en un programa de ordenador –me dijo el funcionario público. –¿Para qué? ¿No van a publicar una edición facsímil? –pregunté, intrigado. –Claro que sí, pero sólo de esta manera podemos dejar fuera los artículos que no nos interesa que aparezcan. Me quedé de piedra. Lo primero que vino a mi cabeza fue una imagen del Ministerio de la Verdad de la novela 1984 de Orwell, donde unos funcionarios cambiaban la historia, a golpe de tijera, según les convenía a los gobernantes

El escritor y su Patria

Decía mi adorado Borges que a cada país le gusta ser representado por un libro y que casi nunca, paradójicamente, ni ese libro ni su autor se parecen a su país de origen. Que el espíritu liberal de Cervantes en nada se asemeja al espíritu inquisitorial de los españoles, ni el de Goethe al exacerbado nacionalismo alemán ni el fluir sonoro de los textos de Shakespeare a la excesiva reserva de los ingleses.

ABELARDO VICIOSO. El gran poeta del Caribe

Fue presentada en Santo Domingo la novela póstuma de Abelardo Vicioso (1930-2004), “Memorias del Teniente Veneno”. Se trata de un relato autobiográfico de casi mil páginas, editado por el Gobierno dominicano, escrito por quien ha sido considerado por muchos como el mejor poeta de la República Dominicana y uno de los grandes vates de América Latina. Dos meses antes de su muerte, cuando se hallaba finalizando esta obra, tuve el honor de entrevistarle, en su casa de Santo Domingo.

PUERTO RICO Y LA FELICIDAD

Los puertorriqueños son los habitantes menos felices de las islas caribeñas. Al menos, ésta es la sensación que me han producido sus habitantes desde que los conozco. Al principio, pensé que esa infelicidad era parte de la herencia cultural legada por los abundantes emigrantes canarios que arribaron a Puerto Rico. Indudablemente, los canarios somos muy dados a la autocompasión: sólo hay que oír hablar a uno de nuestros políticos o leer cualquier periódico para confirmarlo. Sin embargo, los numerosos descendientes de isleños en Cuba y la República Dominicana no se distinguen de sus vecinos por una acusada falta de dicha, aunque sean algo más melancólicos que los ciudadanos de otras etnias. Se me olcurrió que tal vez eran infelices por su dependencia de los Estados Unidos; pero estoy plenamente convencido de que ni las cadenas ni las alas políticas logran arrebatar la sonrisa a un pueblo. Se puede ser íntimamente feliz en el más infecto calabozo y desdichado en el palacio más suntuoso. Parece como si los caminos de felicidad y los del bienestar fueran misteriosamente independientes. Que los fluidos que alimentan el placer sean diferentes de los que nutren la sonrisa. A mi modo de ver, la tristeza boricua responde a (...).

SOBRE LOS ESCRITORES (2). EL LECTOR

Nada duele más a un escritor que no ser leído y éste es un riesgo que corre todo el que se aventura a publicar algo. Sin embargo, los mejores autores saben que son ellos quienes deben cambiar sus libros cuando nadie los compra, mientras los mediocres se empeñan en hacer culpable al resto del mundo.... Continue Reading →

SOBRE LOS ESCRITORES (1)

Es cierto que la soledad con la que un individuo ha de enfrentarse a su tarea modela su carácter o que alguien que ame el trabajo solitario tiene mayores posibilidades de escribir. Sin embargo, las reacciones ante la sociedad no siempre son las mismas y dependen de factores externos al propio acto de escribir. No se puede comparar el carácter extrovertido de Ernest Hemingway con la introversión de Franz Kafka, ni creo que sea equivalente la avaricia de William Shakespeare o de Francisco de Quevedo con la generosidad de Leon Tolstoi o de Juan Rulfo. Conozco autores capaces de pasarse encerrados en una habitación, frente al ordenador, durante una semana y después salir un día completo a (...).

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