Las generalizaciones son malas. También lo son las delimitaciones extremas. Es evidente que Putin solo no está invadiendo Ucrania, sino que junto a él actúan generales, políticos, empresarios, obreros y soldados. También votantes. Todos estos y otros perfiles –cada uno con su nombre y apellido– tienen voluntad e inteligencia propia que los valida para tomar sus propias decisiones. No son robots desprovistos de intelecto ni una multitud de idiotas descerebrados. Sin su complicidad Putin sería un
Juan Carlos Ortega, el locutor de la derecha civilizada
Alejado del humor de trazo grueso y facilón, Ortega muestra una gran imaginación y un saber hacer que, en mi opinión, lo sitúan como uno de los mejores humoristas españoles actuales, si no el mejor.