Un curioso texto del año 1600, debido a la pluma de fray José de Sigüenza (Historia General de la Orden de San Gerónimo, p. 271), trae a colación las Islas Canarias cuando narra la muerte de un fraile jerónimo llamado Vasco:
“Entendiendo que se remataba el plazo, echose en la cama, y decía, hablando con Jesucristo amorosamente: En tierra ha caído ya, Señor, tu caballero, ahora es el tiempo del socorro, por que no perezca a manos del enemigo.
Entraban los religiosos a porfía a visitarle y servirle, llenos de lágrimas y tristeza, entendiendo tarde lo que tantas veces les había dicho. Preguntole uno de ellos qué tal se sentía: respondió alegremente, Muy bueno me siento hijo, que el Señor es servido de sacarme de la Canaria de este mundo.
Llamaba el santo a este mundo Canaria, como decimos destierro, porque a los desterrados del reino usaban entonces desterrarlos a las islas Canarias; o porque en aquel mismo tiempo se conquistaron, y andaba este lenguaje como en proverbio. El año de mil trescientos y noventa y tres, se conquistaron estas islas celebradas de todos los escritores antiguos, con el nombre de Fortunadas, o Beatas, por los Vizcaínos, en tiempo del Rey don Enrique tercero.”
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