Euroabstención airada

Vendedor de sombreros

Todos han ganado las elecciones europeas. En esto, todos los partidos están de acuerdo. Unos brincan con alegría porque han crecido con la mitad de los votos que esperaban, otros brindan con champán ibérico porque no se les ha malogrado ni la mitad de los votos que esperaban perder y el resto sonríe y sonríe con la satisfacción de continuar como siempre, es decir, perdiendo. Y todos tienen razón en su alborozo: no importa si el partido gana o pierde votos, lo único importante es que sus señoritos sigan cobrando sueldos y primas durante otros cinco años.

Por eso, precisamente, no se les borra la sonrisa.

Yo voté, y no me alegro de que haya vencido la abstención. Pero, sin lugar a dudas, ha ganado la abstención por goleada y la abstención, que es plural, ha gritado una vez más:
–¡No votamos porque sabemos que no podemos cambiar nada!
–¡No votamos porque nadie nos consulta sobre qué deseamos para Europa, en lugar de preguntarnos a qué partido queremos asignar más sueldos europeos!
–¡No votamos porque ni siquiera podemos decidir si tal o cual sinvergüenza concreto no merece estar en Europa al lado de un buen político de su mismo partido!
Finalmente, después de contados los votos, no he escuchado a un solo político dirigirse a esa mayoría abstencionista.

A pesar de todo, yo los disculpo porque, al menos, no intentan salvar, redimir, apalear y uniformar a la población. Menos mal.

Enriquece este artículo con un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Powered by WordPress.com.

Up ↑