La maestría de Mailer en remover la conciencia arrancando su corteza a tiras consiste en colocar nuestra inteligencia y nuestros sentimientos junto a la normalización del horror en una réplica del corazón tenebroso apuntado por Conrad.
Desde el «J’accuse» de Zola a los «cables» de Wikileaks
Siempre he dicho que cada ayuntamiento debería comenzar por colocar las cámaras de vigilancia en los despachos del alcalde y de los concejales para que los ciudadanos podamos ver lo que están haciendo, a través de pantallas públicas. Nos ahorraríamos muchas tropelías y muchos millones de euros. Evidentemente, jamás lo harán, porque se creen con derecho a mirar sin ser vistos.
Pessoa, Mailer y Oswald, en el río (1)
Ahí tenemos a un muchacho idealista o desequilibrado (¿dónde está la frontera entre ambos calificativos, al que también podríamos agregar el de conservador?) que se aleja de la orilla y corre hacia el corazón del huracán. En el exterior todo es normal, excepto que la KGB tiene alquilado el piso de arriba y graba sus conversaciones y fotografía sus movimientos. Pero durante mucho tiempo eso es irrelevante para Oswald, puesto que lo desconoce. La verdadera aventura se libra en su interior.