Una mujer de casi cuarenta años fue asesinada y su cuerpo ha sido descubierto dentro de una fosa séptica, vilmente ultrajado, condenado a la más cruel ocultación. Durante dos largos meses, la policía, su familia y su comunidad la había buscado sin resultado.
La buscaron sin saber a ciencia cierta si vivía. Sospecharon durante todo ese tiempo que su ex amante la había asesinado. Ahora la opinión pública cree que tenían razón, porque el pozo negro era del amante, estaba en su propiedad. Todos estamos aterrorizados.
El presunto asesino era un niño alegre que no se destacó por hacer maldades. Después fue un joven muy sociable y trabajador. Más adelante trabajó en asuntos sindicales y fue elegido delegado por sus compañeros. Era simpático y muchísima gente lo apreciaba. Hasta que un día mató a su ex amante.
Por qué. En qué lugar tan oscuro de su mente se ocultaba la fiera. ¿Estaba la alimaña agazapada allí desde que nació o empezaría a crecer en su niñez, en su adolescencia, en su madurez? ¿El hombre es bueno y la sociedad lo pervierte o será exactamente lo contrario? ¿Tiene razón Rousseau o Tomás de Aquino? ¿No será tan bueno el buen salvaje? ¿Es preferible no pensar en estas cosas y limitarse a castigar a los culpables? ¿Basta con esto para exhorcizar el horror y espantar las tinieblas de nuestros corazones?
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