Sentado en el pequeño muelle, junto a los pescadores que hablan en su indescifrable dialecto napolitano, la mirada se me vuela tras la serenidad de las gaviotas. Ajenas a las preocupaciones que reptan en el suelo, ellas ejecutan sus bucles de libertad entre el azul del agua y el del cielo.
La frase del título se debe a Ludwig Börne, un escritor que vivió para defender sus ideas de libertad.
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