Para nombrar a Manganelli debo decir que Samuel Beckett envenenó mi adolescencia porque tuve la mala fortuna de encontrármelo una tarde en que la niebla podía comerse a cucharadas...
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Para nombrar a Manganelli debo decir que Samuel Beckett envenenó mi adolescencia porque tuve la mala fortuna de encontrármelo una tarde en que la niebla podía comerse a cucharadas...