México: “El Conductor Eléctrico” y Ruiz de Padrón. Segunda parte

"El Conductor Eléctrico" publicó íntegro el Dictamen de Ruiz de Padrón.
«El Conductor Eléctrico» publicó íntegro el Dictamen de Ruiz de Padrón.

VIENE DE LA PRIMERA PARTE

En el número 16 del periódico (julio, 1820) que nos viene ocupando, apareció un interesante artículo que también menciona a Antonio Ruiz de Padrón, reconocido artífice de la derogación de la Inquisición […]

Reflexión sobre el edicto del Ilmo. Sr. arzobispo publicado con fecha de 18 de Julio de 1820.

En los tiempos de la ignominia y de la esclavitud se hubiera visto la presente reflexión sobre la pastoral ó edicto de un Prelado Diocesano como un delito atroz, como un sacrilegio castigable. Pero en el día que, á merced de la celestial Carta de nuestra libertad, gozamos la precogitiva de hombres libres, ya no es un crimen el proponer nuestras dudas sobre cualquier cosa, ni excitar la justa satisfacción ó explicación de lo que no entendemos los rudos.

Entre los muchos que hay soy uno de ellos y no entiendo una proposición de la pastoral citada, que me parece envuelve una contradicción manifiesta.

La proposición chocante es á la letra la que sigue.

«Declaro (dice S I.) en cuanto á mí toca, que abolida la Inquisición, subsisten por ahora, y hasta  que otra cosa se provea, las prohibiciones de libros y papeles que ella hizo, usando de la autoridad eclesiástica y civil que le estaba delegada; lo que ya por  esta mitra se prefino en Junio y Septiembre de 1813  y nuevamente se repitió con igual motivo en el  mes anterior Pero añado que se entienden alzadas ó evocadas virtualmente aquellas prohibiciones que sean contrarias á lo que expresamente ordena el nuevo sistema; respecto á que las mismas potestades eclesiástica y civil mandan su observancia, y no se puede prescribir esta contradictoriamente. «

Esta es la letra del párrafo citado que provoca la reflexión siguiente. Extinguido el tribunal de la Inquisición, la autoridad eclesiástica que tenia delegada para juzgar sobre asuntos de religión, volvió á los señores Obispos como que son los legítimos jueces en la materia; pero no pasó á estos prelados la autoridad civil que tenia delegada la Inquisición: de consiguiente no estando facultados dichos señores para prohibir ningún papel político, tampoco pueden dejar prohibidos iguales libros y papeles que prohibió la Inquisición, usan tío de la autoridad civil que no tienen los Obispos.

Se dice en el párrafo citado que se entienden alzadas o revocadas virtualmente aquellas prohibiciones que sean contrarias á lo que expresamente ordena el nuevo sistema i es así que expresamente ordena la libertad de los escritos políticos; luego la prohibición de ellos es contraria á lo que ordena la Constitución. Por tanto, y mientras no se nos explique el verdadero sentido de esta proposición, me parece, que lo que debemos entender prohibido por este edicto, son los escritos contra la fe, que justamente prohibió la Inquisición.

Hemos visto un impreso titulado, Conservador de Madrid de 1 de Abril núm. 6 que trae el siguiente ARTICULO DE GOBIERNO.

 «Con fecha de 26 de Marzo oficio el Sr. ge fe político al Intendente de esta provincia, para que mandase borrar todos los escudos de armas del extinguido tribunal de la Inquisición.

Con igual fecha previno al Sr. Vicario general se sirviese maridar quitar todos los edictos, excomuniones, etc. del mencionado tribunal, que se halliaban fijados en las puertas de las Iglesias.»

De esto se puede inferir lo que arriba dije, esto es: que lo que se debe entender prohibido por el edicto, es lo que la Inquisición prohibió por ser contra la Religión, y no ninguna otra cosa política.

Cuando el jefe político de Madrid , suficientemente autorizado por la Nación, previno al Vicario general mande quitar los edictos de la Inquisición, fijados en las puertas de las iglesias, entre otras cosas, sería para alzar la prohibición que de los escritos políticos había hecho el Santo Oficio, como que para esto tiene bastante autoridad civil el dicho jefe.

He puesto mi parecer sencillamente, acosado de las innumerables consultas que me han hecho y hacen muchas personas timoratas y poco instruidas á cerca de si podrán leer á Ruiz Padrón, la comedia del Si de las Niñas, el Pan y Toros del Sr. Jovellanos, y otras obras de esta clase. Muchos creen que el que las lee se excomulga y lo prueban con el edicto: me parece que esto puede inducir muchos escrúpulos erróneos, escándalo y confusiones de conciencia: el aquietarlas por medio de la explicación que hemos hecho, creo que es de bastante interés y utilidad común.

Si no fuere este el legítimo sentido en que se debe entender la proposición de nuestro Ilmo. Prelado, es de creer que se nos diga con oportunidad.

INQUISICIÓN.

Hay algunas personas que aun se escandalizan de que se hable contra la Inquisición, debiendo advertir que no habla uno ni dos individuos, sino todo el pueblo en general que la detesta y abomina mas que á sus mismos pecados. Los hechos y claras injusticias, ilegalidades y tiranías que cometió la Inquisición en los tiempos de su soberano despotismo, han salido a la luz ahora acarreándola la pública y universal execración. Tenemos á la vista el Noticioso general de la Habana del 5 de Mayo en que consta el párrafo siguiente.

«Día  1 de Marzo. Barcelona. = A las tres de la tarde fue  sorprendida y asaltada la Inquisición por inmenso  pueblo de militares y paisanos. Se sacaron de calabozos y encadenados á tres individuos, el uno de  ellos hermano del célebre Antillón, diputado en Cortes, lánguidos, flacos y casi sin poder ver la luz. Lleno de horror é indignación á la vista de estos infelices, de los aparatos de la muerte y la desesperación, cadenas, argollas, mordazas, y tormento, a la vista de un cráneo con bonete y otros huesos, piernas y  brazos aun frescos y húmeda sangre: una pieza especie de catacumbas subterráneas con otras de la  inhumanidad y de los tigres: el furor llegó á su último puesto: bibliotecas, protocolos, procesos, papeles, etc. puertas, ventanas, vidrios, muebles y espantajos, todo ha desaparecido, robado, despedazado y aprovechado por confiteros y droguistas, medio seguro  de dar al público muchas cosas promovidas por la calumnia y la impostura.»

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NOTAS

[1] Conviene aclarar que México declaró su independencia en 1810, pero no la consumó hasta septiembre de 1821. Es decir, cuando se imprimió El Conductor Eléctrico, México continuaba siendo formalmente una colonia española. España no reconocería al nuevo estado hasta 1836.

[2] José Joaquín Fernández de Lizardi publicó los periódicos El Pensador, Alacena de Frioleras, Cajoncitos de Alacena y El Conductor Eléctrico; sus novelas más destacadas son El Periquillo Sarniento, Noches tristes y día alegre, La Quijotita y su prima y Don Catrín de la Fachenda. No hay mejor descripción de Lizardi, que la hecha por González Obregón, uno de sus principales biógrafos: “…apóstol de nuevas ideas en una sociedad en que predominaban el fanatismo y la ignorancia; censor constante de costumbres profundamente arraigadas durante una existencia secular; partidario acérrimo de la libertad de su patria; propagador incansable de la instrucción popular por medio de escritos y proyectos; iniciador de la reforma en una época en que el clero gozaba de todas sus riquezas, de todos sus fueros y de todo su poder, y autor de libros que abrieron una nueva senda para formar la literatura nacional”.

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