A los pocos minutos, K. estaba sentado en el suelo insultando a las tropas israelíes y dando gracias a Dios por haberle concedido el don de probar algo tan maravilloso. Con todas sus fuerzas repetía una hilarante frase sin cesar.
punto com
A los pocos minutos, K. estaba sentado en el suelo insultando a las tropas israelíes y dando gracias a Dios por haberle concedido el don de probar algo tan maravilloso. Con todas sus fuerzas repetía una hilarante frase sin cesar.