Hubo un santo que, según sus propias palabras, bebió leche de los pechos de la madre de Dios. No había cámaras fotográficas ni de vídeo que pudieran dejar constancia fidedigna de algo tan extraordinario, pero…
Cupido y la Venus de la Leche
En este óleo de Rubens, titulado "Venus, Marte y Cupido" se aprecia cómo la diosa del amor alimenta a su hijito Cupido lanzando a su boca un chorro de leche. Marte, amante clandestino de Venus y padre putativo de Cupido, observa el banquete de su hijo. El interés de este cuadro, junto a la obra "Paz y Guerra", hay que valorarlo teniendo en cuenta las muchas representaciones de la Virgen de la Leche que envía chorros lácteos a diversos receptores, como San Bernardo, las almas del purgatorio, etc.
Las extrañas y “escandalosas” imágenes de la Virgen de la Leche (Tercera parte)
A la vista de estos cuadros, en los que el santo bebe la leche de la Virgen, quizás convenga tener en cuenta que Alette, la madre de San Bernardo estaba obsesionada con la idea de que sus seis hijo no probaran más leche que la suya. ¿Influyó esta circunstancia en las visiones futuras del monje? ¿Es aventurado hablar de un posterior comportamiento edípico en Bernardo? Transcribo algunas líneas de un libro muy interesante:
Las extrañas y “escandalosas” imágenes de la Virgen de la Leche (Segunda parte)
Hubo un santo que, según sus propias palabras, bebió leche de los pechos de la madre de Dios. No había cámaras fotográficas ni de vídeo que pudieran dejar constancia fidedigna de algo tan extraordinario. Nos hemos de conformar con su testimonio y con unas imágenes "escandalosas" que se hallan en estos cuadros pintados a lo largo de muchos siglos.
Las extrañas y «escandalosas» imágenes de la Virgen de la Leche (Primera parte)
Hoy sería tachado de escándalo un cuadro que representase a un santo bebiendo la leche de los pechos de la Virgen María. Sin embargo, existen muchos lienzos pintados en siglos pasados que continúan colgados en museos e iglesias, sin que nadie se escandalice por eso. ¿Hacemos un repaso?
Cómo acercarse a un poema sin sufrir un accidente. Parte 1
El poeta hace como el niño que juega; se cree un mundo imaginario que toma muy en serio, es decir, que dota de grandes cantidades de afecto, distinguiéndolo a la vez claramente de la realidad. Esto es, actualmente, lo que se ha denominado la suspensión de la regla de la sinceridad para crear un mundo cerrado, donde todos los elementos funcionan con una lógica interna, como sucede en el juego infantil. Es ahí donde nace la ficción poética, sustituyendo el placer del juego infantil. Cuando el ser humano experimenta un sentimiento placentero no renuncia a él, sino intenta repetirlo cuantas veces sea posible.