El batido mágico

Ese día visitamos la heladería que estaba junto al Cine Víctor, en Santa Cruz de Tenerife, nos sentamos en los taburetes de la barra y pedí un batido de vainilla. Yo, subido en aquel taburete que me permitía alcanzar la barra a duras penas, bebía con la pajita y tenía la seguridad de que el batido no bajaba ni un centímetro, por mucho que chupara. ¿Qué estaba sucediendo? Mi padre se...

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