Por su parte, Vargas Llosa tiene o tuvo a su nombre una cuenta en un vertedero fiscal (permítanme utilizar el vocablo propuesto por el juez Garzón) y sus opiniones políticas parecen sacadas de un manual conservador del siglo XIX. Su literatura no: ha sido y es rabiosamente moderna. Por eso lo maldigo igual que a Borges: piensa como un cerdo, pero escribe como un unicornio, y esto es más fuerte que yo y me obliga a leer cada nuevo libro suyo con un ansia desproporcionada (¿vergonzosa?).
Otra forma de leer «El héroe discreto», de Vargas Llosa
Hace tiempo descubrí la fantástica ayuda que nos puede aportar internet para ir documentando las novelas –o cualquier otra obra–, a medida que vamos avanzando en su lectura. Quizás sea ésta mayor utilidad que encuentro a las puñeteras tabletas digitales: aportarnos documentación de manera rápida, en cualquier lugar donde nos encontremos.
SEXTA PARTE. La increíble historia de 300 canarios en la República Dominicana del dictador Trujillo
Más que nunca, la República Dominicana había caído bajo el dominio del terror y los dominicanos eran perseguidos, torturados y asesinados lo mismo que los emigrantes haitianos. Sin embargo, la prepotencia del Generalísimo terminaría por acarrearle su propia ruina. En medio de todo este maremágnum, se encontraban los jóvenes emigrantes canarios, sin encontrar una salida a su angustiosa situación.
El Nobel de Mario Vargas Llosa, la ideología y la calidad
En cuanto al aspecto político, resulta imposible no mencionar las ideologías cuando se habla de un escritor importante de América Latina. Mario desencantó a casi todos sus lectores cuando se presentó a las elecciones presidenciales de Perú y puso de manifiesto una ideología cercana al neoliberalismo que hasta ese momento no había mostrado abiertamente. Sin embargo, la pregunta del millón es: ¿Influye la ideología del escritor en la calidad de su obra?