Les encanta recibir órdenes y reprimendas de un señor encapuchado que les va gritando como un sargento, también les gusta dar pasitos al son de un tambor, cargar un peso tremendo, vestir un batilongo y sentir que sus compañeros caminan pegaditos a sus espaldas echándoles el aliento en la nuca y colocando la manita en su hombro. [Ver el "sugerente" vídeo]