Ratzinger cumple el sueño de García Márquez: asistir a su propio entierro

Gabriel García Márquez narró en un cuento cómo asistía a su propio entierro. Acompañaba don Gabriel a los acompañantes de su féretro, bebiendo, cantando y tocando guitarras, montados todos en una gran parranda. El bueno de Ratzinger no va a llevar guitarras, como García Márquez, pero, a falta de guitarras y guitarrones, un buen órgano le servirá de fondo musical para contemplar la cara de terror de su Sucesor cuando sea elegido.

Los escritores ante su propia muerte

Como cualquier otro ser humano, los escritores desarrollan actitudes ante su propia, futura e inevitable muerte, las cuales no suelen reflejarse abiertamente en sus producciones literarias. Pocos literatos han abordado su propia muerte de forma directa y , menos aún, festiva. Hoy deseo referirme a algunos de esos raros textos y, en la medida de lo posible, citarlos.

Literatura y sociedad

Aunque uno escriba a partir de experiencias propias y vierta en el texto sus opiniones, es innegable que éstas y aquéllas son sus versiones personales sobre lo que sucede a su alrededor o, dicho de otra manera, la literatura es social por necesidad.

Las opiniones de quien escribe

Vaya por delante que soy partidario de que cada escritor, como cualquier otra persona, debe ser libre para expresar su opinión, sea ésta la que fuere. Sin embargo, las precipitaciones en ofrecer al público juicios poco meditados, surgidos del apresuramiento, nos pueden sacar los colores un tiempo después. Un poco de mesura nunca viene mal, sobre todo cuando se trata de juzgar la obra ajena.

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