Recibamos las castañas como se merecen

La castaña baja saltando de los montes, buscando braseros donde calentarse para que una sardina salada la invite a entrar en el mismo plato, cualquier noche con niebla, en el borde de alguna oscura carretera. Por ejemplo, la carretera donde está el guachinche Los Dos Faroles (páginas 42 y 43 de El libro de los guachinches) que tiene un vino del país más rico que Paris Hilton.

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