Nadie nace burrócrata. Ignoro si se trata de una patología, un vicio o una adaptación al medio para sobrevivir a tanta estupidez, pero cierto es que podemos encontrarlos en todos los niveles de la administración, sin distinción de sexo, edad, religión o ideología. El burrócrata es el mayor enemigo del Estado, especialmente del Estado de Bienestar.