La Roma que NO conoció Ruiz de Padrón (5). Fotos y comentarios

Roma, como Atenas, Estambul y la inmensa mayoría de las grandes ciudades históricas, es un puchero rebosante de elementos provenientes de diversas épocas. Hoy, la Ciudad nos muestra novedades que, evidentemente, no pudo conocer Antonio Ruiz de Padrón, dado que aparecieron después de su partida. Pero también existen antiguas construcciones, estatuas, etc., anteriores al siglo XVIII, que tampoco pudo conocer nuestro Diputado doceañista, porque son el fruto de hallazgos arqueológicos posteriores.

He querido incluir algunas imágenes de lo que no pudo contemplar Ruiz de Padrón en Roma, compensando otras cosas que sí contempló y ya no existen, destruidas por las guerras, los meteoros atmosféricos, el desarrollismo,…

De los escribanos e improvisadores de versos callejeros de antaño, se ha pasado a caricaturistas y dibujantes como éste de la Piazza Narvona.

Bajo la tela roja, hay una inmigrante pidiendo limosna en la estación de ferrocarril Termini.

La vespa ha sido durante muchas décadas uno de medios de transportes más populares en Roma.

Graffiti sobre una señal de tráfico.

Vestido de papel de periódico, expuesto en un escaparate de Roma. Ignoro por qué el diseñador ha utilizado un periódico español.

Otro vestido de papel de periódico, esta vez italiano.

Pizza al gusto romano. ¿Las comió Ruiz de Padrón? Es probable que no las conociera, dado que, en esa época, sólo se cocinaban en Nápoles y en casa de las familias más aristocráticas de Roma. Durante el siglo XIX, la pizza se fue conociendo a lo largo de la península italiana y no se popularizó en el país hasta después de la Primera Guerra Mundial.

Nueva escalera helicoidal de acceso al Museo Vaticano.

Sin palabras.

Antiguo cartel de cine italiano.

En las proximidades de puente de Sant’Angelo se encuentra esta librería española que contiene, sobre todo, libros religiosos.

Un establecimiento inaugurado en enero de 2011.

Decir Roma es decir moda. En la época de Ruiz de Padrón, ninguna madama romana se hubiera puesto un vestido así… con tan poco escote.

Pero no llegará en bus: según informa el letrero, la línea está cerrada.

Grupo escultórico moderno en el corso Vittorio Enmanuelle II.

Una fuente con un pastiche.

Acordeonista callejera, habitual en la Plaza de Avona: verano.

Acordeonista callejera, habitual en la Plaza de Avona: invierno.

Cuadro de un bar restaurante típico romano.

Caricaturista callejero.

La siesta también es sagrada en la Ciudad Eterna.

Un antiguo restaurante que Ruiz de Padrón tuvo la gran suerte de no conocer.

Desde primeras horas de la mañana, en el Coliseo acampan las legiones romanas.

El Coliseo es un buen lugar para fotografiarse con romanos a un módico precio.

Monumento a Vittorio Enmanuelle II, unificador del estado italiano y rey de Italia desde 1861.

Monumento a Vittorio Enmanuelle II.

Monumento a Vittorio Enmanuelle II, artífice del moderno estado italiano.

Detalle del Monumento a Vittorio Enmanuelle II.

Letreros a la venta en las tiendas de souvenirs, apropiados para regalar a los enemigos del buen gusto.

Por un oído me entra…

Rastro de navidad.

Anuncios en la entrada de una iglesia romana: parece que ante los avances de la psicología, hasta los confesores italianos han tirado la toalla… ¿O será al revés?

Ruiz de Padrón no conoció los automóviles, pero sí a mendigos malviviendo en las calles de Roma.

La gente está harta de que le roben la bicicleta…

Peregrinos en tour.

Tren de alta velocidad en la estación Termini.

Letrero colocado en un kiosco próximo al Puente de Sant’Angelo. El kiosquero, harto de tanta pregunta por artículos que no vende, concluye y avisa que: «Esto es un kiosco, no unos grandes almacenes».

Escaparatismo siglo XXI: los panes y los peces.

Detalle del milagro.

¡Buen 2011 sin corrupción! Pobrecitos míos…

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