El Diputado canario Ruiz de Padrón (1757-1823) tiene un nuevo monumento en Galicia

En esta edificación tuvo lugar el velatorio del cadáver de Antonio Ruiz de Padrón, en 1823.

Don Enrique Álvarez es el joven y dinámico alcalde de Vilamartín de Valdeorras, en Orense, Galicia. Ganó las últimas elecciones, desplazando a una dinastía familiar que llevaba muchos años en el poder. Además de ser una persona culta y un excelente escultor, siente gran admiración por un canario que recaló por aquellos bellos parajes hace más de doscientos años: Antonio Ruiz de Padrón.

Conocí a don Enrique en un acto cultural, en la población de O Barco, y me cayó bien de inmediato, algo que cada vez me sucede menos con quienes detentan parcelas de poder. Hablamos de Ruiz Padrón, a quien le gustaba titularse “Abad de Valdeorras”, y me prometió colocar una escultura en su pueblo, conmemorando al Diputado doceañista canario, con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812.

A pesar de mis simpatías, no presté crédito al proyecto del alcalde de Vilamartín (o Villamartín) más de lo que es prudente creer en los compromisos de un político; pero hace pocos días me llevé una inmensa alegría al comprobar que este edil ha cumplido su palabra: el monumento a Ruiz de Padrón ha sido inaugurado el pasado 19 de marzo, en la plaza de la iglesia.

Estoy seguro de que nada hubiera agradado más al Abad que este recordatorio a orillas del río Sil, donde tanto trabajó por sus vecinos y tanto luchó contra los invasores, como si se tratara de su propio pueblo. Todavía quedan las ruinas del Convento Trinitario de Correixá –en el que organizó un hospital de guerra y ejerció como director– y la pequeña construcción donde se veló su cadáver.

Con motivo de las elecciones para las Cortes de Madrid (1820), Galicia le agradeció sus desvelos nombrándole Diputado, lo cual vino a dulcificar la última etapa de su vida, después del penoso encarcelamiento a que le condenó Manuel Vicente Martínez, Obispo de Astorga, y que cumplió en el atroz monasterio de Cabeza de Alba, abandonado por completo de las instituciones canarias por las que tanto había luchado.

Hoy el recuerdo del Abad entre los gallegos se ha reavivado, gracias a los esfuerzos continuados de personas e instituciones como el alcalde de Vilamartín, el historiador Ramón López Caneda, el teólogo Isidro García Tato, el Centro de Estudios Valdeorreses y su Presidente, don Aurelio Blanco Trincado, todos apoyados por los medios de comunicación gallegos.

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