
La tendencia actual de las grandes empresas –y de muchas pequeñas– no es venderte algo ni prestarte un servicio postventa. No. Eso ya les interesa poco.
Ahora quieren que les pagues durante toda tu vida cuotas mensuales. Quieren parasitarte, sacarte la sangre, gota a gota, durante toda tu vida, sin desangrarte para que les dures mucho tiempo.
-Hace mucho tiempo inventaron el Renting para los automóviles de empresa: se pagaba un alquiler durante unos años, luego se cambiaba de vehículo y se continuaba pagando mes tras mes. Tuvo un éxito relativo hasta que muchos empresarios se dieron cuenta de que perdían dinero.
-Después, el “Renting” pasó al mundo satelital o por cable. Las plataformas como Canal + comenzaron a cobrar cuotas mensuales por ver sus programas y películas.
-Llegaron las páginas web y comenzaron a alquilar los dominios y el espacio virtual donde se alojaban.
-Cuando se aceleraron la comunicaciones digitales, surgieron otras plataformas multimedia como Netflix, Movistar, HBO, etc. con cuotas mensuales.
-Quienes vendían programas informáticos cayeron en la cuenta de que se estaban perdiendo el negocio del alquiler. De modo que dejaron de vender sus apps y pasaron a alquilarlas.
Actualmente, incluso empresas de la categoría de Adobe no te venden sus programas estrella como Photoshop, Acrobat profesional o Indesign: te los alquilan con elevados pagos mensuales o anuales.
Incluso, plataformas como Amazon tienen alquileres con diversas tarifas, que te permiten leer o escuchar más o menos cantidad de ebooks, de podcats y de canciones.
El negocio está en alquilar, en parasitar a los compradores como los virus parasitan a los enfermos crónicos: haciéndoles durar muchos años para vivir a costa de ellos.
No es aventurado pensar que este virus llegue a apoderarse de todos los bienes de consumo. Probablemente, dentro de pocos años debamos pagar una suscripción mensual a 20 huevos, un kilo de calabaza, 50 litros de agua potable y unos zapatos. Tanto si los usas como si no.
¿Distopía? Verás que me quedo corto.
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