Tomé esta foto desde el balcón del ayuntamiento de La Orotava, en el norte de Tenerife. Se trata del tapiz o alfombra de Corpus Christi de 900 metros cuadrados que cada año se confecciona en esta ciudad canaria. Como los conocedores de este evento pueden apreciar, a diferencia de otros años, no se ha realizado un tríptico de estilo clásico sino que, aparentemente, la imagen abarca toda la plaza.
Sin embargo… si nos fijamos mejor, podemos ver que sí se distinguen tres partes triangulares que recuerdan mucho los símbolos masónicos de los Jardines Victoria, los cuales se encuentran a pocos metros de este lugar.
Quienes no son de las islas quizás no sepan que el tapiz está confeccionadas con tierras volcánicas de colores (sin utilizar otros colorantes), procedentes del Teide. Las alfombras de La Orotava es una tradición muy apreciada en Tenerife desde 1919.
Este año se ha cumplido el primer centenario en medio de la lluvia y el viento que afectó durante días al trabajo de los alfombristas. Por suerte, el día de la fiesta el tiempo fue magnífico. En honor a este aniversario, se han empleado algunos elementos vegetales: pétalos, canutos de caña, brezo, etc.
UNA CRÍTICA QUE QUIERE SER CONSTRUCTIVA
Lo inexplicable es que una tradición artística comience a deteriorarse incluyendo elementos tan exóticos como gaiteros gallegos que hacían sonar sus intrumentos en medio de la calle. Hay que ser tolerantes y bienvenido sea el folclore de otros lugares, pero cada cosa tiene su sitio y su tiempo adecuados.
¿Se imaginan a un timplista canario tocando unas folías en la Plaza de Cataluña mientras se baila una sardana, durante el cambio de la guardia real en Londres o en la Plaza de San Telmo de Buenos Aires cuando se ejecuta un tango?
En cualquier caso, se trata únicamente de un caso puntual y anecdótico y esperemos que no sea imitado por otros colectivos con los mismos derechos, porque a la vuelta de pocos años nos podemos encontrar con raperos animando a los alfombristas, mayorettes tirando sus bastones al aire o folclóricas españolas repicando sus castañuelas.
De cualquier manera, no me gustan los dogmatismos y es posible que yo deba meditar algo más sobre este asunto, porque metiéndole marcha, tal vez, sería más divertido que ahora, ¿o no? Incluso, si Vox llega algún día a la alcaldía, podrían soltar unos cuantos novillos para fomentar el patriotismo…

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