Un reloj automático de hace tres siglos

No es broma ni invención mía. Este reloj está documentado en varias fuentes. Entre otros testigos de su funcionamiento se encuentra Francisco de Miranda, el padre de la Independencia venezolana, el cual lo consignó en su diario de viajes por los Estados Unidos.

Así lo cuenta Antonio Ruiz de Padrón, protagonista de la novela histórica El discurso de Filadelfia:

Sirel Dodge y su reloj automático

“–El viaje en barco a Providence fue corto, pero lo experimenté como una delicia: disfruté de un tiempo espléndido y los paisajes de la costa lucían un verde intenso que con la primavera entrante resaltaba aún más. Atravesamos los 50 kilómetros de la bahía Narragansett y desembarcamos sin novedad en Providence. Lo primero que hice fue dar un paseo por la ciudad. Como no me disgustó, decidí permanecer en ella unos días a fin de conocerla bien.

Curbelo me había hablado de un artilugio inventado por un joven de 26 años llamado Sirel Dodge, consistente en un reloj que funcionaba a la perfección sin necesidad de darle cuerda, así que traté de dar con él para observar aquel mecanismo tan notable.

Me dijeron que se encontraba en la ciudad de Nueva York con la intención de vender su invento a una compañía que quisiera explotarlo, si bien ya lo había intentado varias veces sin que ninguna firma se interesara en fabricar artilugios que no pasaban de ser simples curiosidades. ¿A quién le podría interesar comprar aquel reloj automático al que nadie le veía una utilidad real?”

(Prohibida la reproducción de este texto, todos los derechos reservados a nombre de Manuel Mora Morales).

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