Las grandes decisiones que corresponden al Parlamento y al Senado las están tomando los jueces, avanzando a grandes pasos hacia una democracia judicial española. Parece tan poco razonable como la politización de la justicia.
A cualquiera que conozca mínimamente las actualidad española no se le oculta el desarrollo in crescendo de la “democracia judicial”. Junto a la politización de un gran número de jueces es un fenómeno tan evidente que no parece necesario demostrarlo. No hace falta ni un solo ejemplo, porque en los medios de comunicación se nos ofrecen por docenas casi a diario. Esta es la parte negativa.
La positiva es que ni la democracia española ni la judicatura se están militarizando. Este peligro ya no parece cercano en España, pero se ha convertido en la realidad oficial de varios países africanos y latinoamericanos.
CUANDO LOS JUECES SE CONVIERTEN EN PAPÁ Y MAMÁ
La judicialización de la democracia no se trata de un golpe de estado llevado a cabo por los jueces. Es el resultado de la existencia de una clase política incapaz de resolver los grandes problemas para los que se le paga un sueldo. Problemas políticos y problemas sociales sin solventar. Como consecuencia de su incapacidad e indolencia, dejan su resolución en manos de la justicia… de igual manera que dos hermanos enfrentados acuden a papá y mamá para que solventen sus diferencias.
Esta judicialización es la manera de proseguir la política por medios no democráticos, dado que los jueces no han sido elegidos por los ciudadanos.
DE CORRUPCIONES Y PATALETAS
Es de sentido común que se denuncie en el juzgado a quien se lleva lo que no es suyo. También si el ladrón que ha robado dinero, ideas o títulos es un político. (Y aquí entraríamos en lo que no quiero entrar hoy: la politización de los jueces que condenan o condonan a imputados contrarios o afines a sus propias ideologías o expectativas).
Dejemos eso a un lado, por hoy, y centrémonos en las pataletas. No se entiende que un político vaya al juzgado por un discurso o una acusación –falsa o verdadera, tanto da– dentro cualquier institución democrática. Tampoco se entiende que un juez lo condene o lo absuelva dado que no está habilitado por la ciudadanía para resolver asuntos políticos.
UN CRIADERO DE MONSTRUOS
En éstas estamos: un espectáculo permanente en los juzgados que los medios de comunicación aprovechan para crecer. Continuamente, los vemos repartir basura que se va acumulando en los nichos de la democracia. Nichos que se convierten en criaderos de esperpentos políticos que vamos a padecer en las instituciones que nos gobiernan.
Se le puede llamar democracia o vaca, por ejemplo. En todo caso, es absurdo pretender que dé leche.