Canarios de Nueva Orleans

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Esta pareja que fotografié en Saint Bernard Parish (cerca del río Misisipi), en el año 2005 –poco antes de llegar el huracán Katrina–, forma parte de los descendientes de la inmigración canaria a Luisiana en el siglo XVIII. Estos descendientes continúan hablando español con el mismo acento que sus antepasados. 
Conocidos como los Isleños (Islanders), los habitantes de los asentamientos canarios en Luisiana son los descendientes de algo más de dos mil canarios que fueron trasladados a esa región por Carlos III, entre 1778 y 1784. Allí se dedicaron a la agricultura y, aunque permanecieron en esas mismas tierras cuando los Estados Unidos las anexaron, una parte de ellos se aisló lo suficiente como para continuar hablando el mismo dialecto canario del siglo XVIII que llevaron sus antepasados.
Es decir, los canarios tienen en el Sur de los Estados Unidos una reserva lingüística de hace más de dos centurias y bastan algunas horas de avión para que uno se sienta transportado por la máquina del tiempo y sostenga una conversación con las mismas palabras que pronunciaban los abuelos de nuestros bisabuelos. Un tesoro inconmensurable que ahora mismo corre peligro inminente de desaparecer.
Cuando España abandonó Luisiana y Florida Occidental, a principios del siglo XIX, el contacto con los colonos canarios sólo se mantuvo desde la ciudad de Cienfuegos, en Cuba. Con posterioridad, estos vínculos también se perdieron y los descendientes de canarios llegaron a olvidar de dónde procedían sus ancestros. No obstante, continuaron hablando español y no quisieron comunicarse en inglés hasta el año…
Para saber más, sobre esta curiosa comunidad, ir a 
https://manuelmoramorales.com/05-canarias/luisiana-y-los-canarios/

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