Uno va en camiseta por la Europa del calentamiento global
durante los últimos días de diciembre en este 2016.
El sol brilla en un cielo azul pintado por Rubén Darío
y en los árboles de plátano algunas hojas refulgen más que los rubíes.
Que nadie se alarme: sólo es un anuncio del final del planeta.
Y será un final espléndido. Pueden creerlo: algo espectacular.
Busquen butaca en primera fila. Desapareceremos
en medio de un apoteósico despliegue de belleza decadente.
Se escribirán libros y se realizarán películas que hablen de tanto, tanto esplendor.
Cuando todo termine, no habrá nadie para leer esas páginas
ni para admirar los sublimes planos cinematográficos.
Pero no se alarmen: todo ese arte quedará ahí depositado,
en la soledad de los estantes,
esperando,
esperando a que se arregle el pasado.
Enriquece este artículo con un comentario.