¿Los medios electrónicos amodorran a los niños?

Click aquí para entrar en el facebook de Manuel Mora Morales

 Blog de Manuel Mora Morales
Sí, alimentar también puede significar alienar, y ya se sabe que de lo que se come, se cría…

UNA EXPERIENCIA PERSONAL

No hace mucho, estuve observando a los niños que sus padres habían depositado (ya verán por qué éste es el término adecuado) en el parque infantil de una gran superficie. Yo estaba situado en un cuarto piso y ellos se encontraban en una especie de patio, de manera que me era fácil observarlos sin que lo notaran. Allí estuve bastante tiempo, mirando cómo medio centenar de niños y niñas, en edad de saltar y correr, permanecían tendidos e inmóviles sobre un césped artificial, mientras estaban pendientes de una pantalla de unos dos metros de largo y una resolución desastrosa en la que veían una pésima película de dibujos animados.

La primera sensación que tuve fue la de que aquellos chicos y chicas estaban drogados. Que ante mis ojos se estaba proyectando la antipelícula de «La rosa del Cairo» y que eran los niños quienes entraban en la pantalla, devorados por ella, en lugar de los actores saltar al mundo real.  Me parecía imposible que a su edad aguantaran tanto tiempo en la misma postura, como si fuesen heridos de guerra a quienes les hubieran inyectado un narcótico en el propio campo de batalla. Les aseguro que no salí de mi asombro, incluso después de haber pasado por la experiencia de tener un hijo que fue muy tranquilo en su infancia… ¡pero no tanto! En realidad, si le hubiese visto así, no habría dudado en llevarlo urgentemente a un psicólogo.

PRIMERA REFLEXIÓN

Cuando uno cae en la cuenta de estas cosas, no le cabe otra opción que la de reflexionar sobre qué está pasando con la multimedia y la infancia. Y no me refiero sólo en casa, sino en los centros de enseñanza donde se utilizan las pizarras digitales y los ordenadores.

Me pregunto si en las aulas se estará teniendo en cuenta lo que me permito denominar el «Síndrome de la Modorra», como respuesta espontánea de los alumnos a la utilización indiscriminada de las multimedias. Por supuesto, no me refiero a que los profesores entreguen los ordenadores a sus alumnos para que pasen las horas tranquilos, sin molestar, aunque siempre haya alguno que lo haga. Hablo del uso «didáctico» y  «normalizado» de pizarras digitales, proyectores de vídeo y ordenadores, sin observar diariamente las reacciones del alumnado para motivarlo a rebelarse frente al amodorramiento físico e intelectual que se puede producir con suma facilidad.

¡No hay que perder de vista que los centros de enseñanza comienzan a adoptar únicamente libros de texto electrónicos, abandonando el formato en papel, dado sus altos precios para esta época de crisis económica!

A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS

Sólo un dinamismo físico e intelectual, parejo al manejo de la multimedia, puede alejar el sopor que ésta produce en los más pequeños. Padres y profesores deberían motivar a los niños para que no pasen más de media hora sentados, contemplando una pantalla, aun cuando estén realizando algún ejercicio escolar. Hay que moverlos de su sitio con sus ordenadores portátiles en la mano, o llamarlos a interactuar en las pizarras digitales o detener la proyección de una película para que cambien su postura y critiquen con dureza lo que están viendo. Dada la intensidad de los impactos visuales y sonoros que reciben, sólo una reacción fuerte es capaz de ahuyentar con eficacia el efecto hipnótico que las pantallas ejercen sobre el alumnado.

MIREN A SU ALREDEDOR…

Quizás, parezca excesivo lo que he dicho, pero no es hablar por hablar. Miren a su alrededor y se darán cuenta de que muchísima gente parece inyectarse cada día en vena millones de píxeles que le hace deambular, tanto en su ocio como en su trabajo, como si estuviera sonámbula: vean a muchos policías, que debían estar pendientes del tráfico, moviendo febrilmente sus dedos en el móvil (celular) en cualquier esquina de las ciudades; fíjense en los dependientes de los comercios, los curas, los médicos, los diputados, los ministros o los mecánicos como siempre encuentran un momento para guasapear cualquier cotilleo sin importancia. ¿Es que son idiotas? No. Están abducidos por las inteligencias digitales. Como lo estaba el grupo de niños a que me refería al principio de este escrito.

HEMOS DE MIRAR HACIA UN FUTURO NO TAN IMPERFECTO

¿Debemos abandonar la enseñanza con instrumentos multimedia? No lo creo. Pero sí debemos aprender a utilizarla a favor de los niños y niñas, impidiendo que caigan, incautamente, en sus redes. En caso contrario, las nuevas generaciones serán dóciles ovejas dispuestas a dejarse ordeñar cuando les convenga a los pastores y a dejarse comer cuando les apetezca a los lobos.

¿Es esto lo que queremos para la futura sociedad? ¿Un ejército de zombies, controlados a través de chucherías electrónicas, que harán todo los que les pidan, sin rechistar, con tal de obtener su dosis diaria de felicidad digital? Los ordenadores, como el dinero, pueden ser de una enorme utilidad, usándolos con sabiduría para producir riqueza y cultura; pero si son ellos los instrumentos que otros usan para gobernarnos, comenzamos a deslizarnos por una auténtica senda del opio.

Enriquece este artículo con un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Powered by WordPress.com.

Up ↑

Descubre más desde Manuel Mora Morales

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo