Leer, a paso de tortuga, un manual de Flash, una ficción de Bradbury o un libro sobre la procedencia del alpiste me sirve de poco, pero forma parte de mi manera de perder el tiempo. Otros lo pierden, por ejemplo, gobernando.
Perdiendo el tiempo estaba, digo, cuando me encontré con una agradable sorpresa –inútil sorpresa, lo reconozco– mientras leía, una obra sobre la medicina de Galeno, publicada en el siglo XVI. Su autor mencionaba las «viejas», las «cabrillas», el gofio y otros elementos propios de las Islas Canarias. No pude contener mi curiosidad y traté de averiguar algo más sobre este médico que llegó, incluso, a presumir en su apellido sobre su procedencia geográfica, en una época en que todos procuraban ocultarla.
Una cosa me llevó a otra y resultó que el dicho autor no era tan desconocido como yo suponía, sino que […]
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