La Selección de Fútbol de Irlanda o El placer de morir cantando

Grupo escultórico en Saint Stephen's Green Park (Dublín).
Monumento a la hambruna*. Grupo escultórico en Saint Stephen’s Green Park (Dublín).

Los últimos diez minutos del partido de la Selección Española de Fútbol contra Irlanda me recordaron esas películas en technicolor que mostraban a los cristianos cantando cuando iban a ser devorados por los leones. Los cánticos irlandeses en el estadio Gdansk Arena contenían un no sé qué de melodía fúnebre que indudablemente pone la piel de gallina a las hordas pelirrojas que siguen a la selección verdiblanca. Escuchando estas versiones –por completo antagónicas a las marchas eufóricas en plan When Johnny Comes Marching Home que desarrollan otros futboleros, uno cae la tentación de pensar que a estos aficionados les encanta sumergirse en esos placeres de la depresión que Sigmund Freud denominaba pulsión de muerte.

Sin embargo, a nosotros, este placer de la derrota nos queda lejos. Ni nos resignamos como los japoneses ni nos dan orgasmos cuando nos vencen. Muy al contrario. Tomamos las pequeñas victorias como señales de la gloria universal y la fanfarronería se eleva hasta las nubes y, cuando se pierde un partido, el alma se nos desinfla como una pelota acuchillada.

Me maravilla que gran parte de los irlandeses sea capaz de identificarse con un equipo de fútbol compuesto mayormente por jugadores romos, carentes de técnica y con escasas ideas futbolísticas en sus cabezas, y que continúe apoyándoles así, año tras año, sin  desmayar, como si cada temporada ganaran un trofeo mundial. No parece sino que el propio  San Patricio –aquel parlanchín misionero escocés que capturaron los piratas irlandeses– les llevara a sus húmedas tierras la pasión por los deportes pedestres que tanto aman y tan mal ejecutan. Es algo tan asombroso que merecería un programa del abuelo Eduard Punset  para que nos sumergiera hasta las orejas en el más completo morbo futbolero, aunque, como sucede habitualmente, no nos aclare absolutamente nada, excepto que disfruta de un par de nietas muy curiosas.

En fin, es perfectamente legítimo que cada cual tenga el derecho a divertirse como quiera, siempre que no moleste a sus vecinos. Si lo que te gusta es reír, ríe; si prefieres llorar, llora; pero si, además, te encanta llorar cantando, deberías pensar seriamente en apoyar a la selección irlandesa: no te faltarán motivos para ser feliz.

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* Nota a posteriori:

Alguien me ha escrito preguntando a cuento de qué viene mostrar esta imagen del Monumento a la hambruna (Great Famine, de Edward Delaney). La explicación es muy simple: la segunda estrofa de la canción The Fields of Athenry (La gran hambruna) que cantaron los irlandeses al final del encuentro con España es la siguiente:

By a lonely prison wall
I heard a young man calling
Nothing matters Mary when you’re free,
Against the Famine and the Crown
I rebelled they cut me down.
A través del solitario muro de la prisión,
escuché a un joven gritar:
Nada importa, María, mientras estés libre.
Contra la Hambruna y la Corona
me rebelé; pero ellos me detuvieron.


Como a más de uno puede interesarle, copio la letra completa de  The Fields of Athenry y su traducción al español, a continuación. Como se recordará, esta triste canción –compuesta en 1970– se cantaba en la película El club de los poetas muertos y hace referencia al hambre que se pasó en Irlanda a mediados del siglo XIX, ante la indiferencia de la metrópolis londinense.

The Fields of Athenry

By a lonely prison wall
I heard a young girl calling
Michael they are taking you away
For you stole Trevelyn’s corn
So the young might see the morn.
Now a prison ship lies waiting in the bay.

Low lie the Fields of Athenry
Where once we watched the small free birds fly.
Our love was on the wing
We had dreams and songs to sing
It’s so lonely ’round the Fields of Athenry.

By a lonely prison wall
I heard a young man calling
Nothing matter Mary when your free,
Against the Famine and the Crown
I rebelled they ran me down
Now you must raise our child with dignity.

Low lie the Fields of Athenry
Where once we watched the small free birds fly.
Our love was on the wing
We had dreams and songs to sing
It’s so lonely ’round the Fields of Athenry.

By a lonely harbor wall
She watched the last star falling
As that prison ship sailed out against the sky
Sure she’ll wait and hope and pray
For her love in Botany Bay
It’s so lonely ’round the Fields of Athenry.

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La gran hambruna

A través del solitario muro de la prisión,
escuché a una joven gritar:
Michael, ellos te han detenido
por robar el maíz de Trevelyan.
Por la mañana, el joven puede ver
que un barco prisión espera en la bahía.

Abajo se encuentran los campos de Athenry,
donde una vez vimos a los libres pajarillos volar.
Nuestro amor estaba en sus alas, teníamos sueños y canciones.
Se hallan tan solitarios los campos de Athenry…

A través del muro de la solitaria prisión
escuché a un joven gritar:
Nada importa, María, mientras tú estés libre.
Contra la Hambruna y la Corona
me rebelé; pero ellos me detuvieron.
Ahora tienes que criar a nuestros hijos con dignidad .

Abajo se encuentran los campos de Athenry,
donde una vez vimos a los libres pajarillos volar.
Nuestro amor estaba en sus alas, teníamos sueños y canciones.
Se hallan tan solitarios los campos de Athenry…

Sobre el solitario muro del puerto
Ella contempló la última estrella fugaz
mientras el barco prisión navegaba frente al horizonte.
Sin duda,  ella va a esperar y a rezar y a mantener  la esperanza
por su amor en Botany Bay.
Se hallan tan solitarios los campos de Athenry…

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