Supongo que no ser un experto en cuestiones futboleras ni creerte que sabes mucho sobre tácticas, entrenadores y jugadores de balonpie, te confiere la ventaja de poder decir cualquier barbaridad futbolística sin que nadie te tilde de loco: únicamente de ignorante. Es lo que soy, en realidad, y por eso me permito adelantar la (falsa) noticia del siglo: Guardiola para seleccionador.
No lo he leído ni lo he escuchado en ninguna parte –¿qué docto analista del deporte rey iba a comprometer su reputación con una afirmación semejante?–, pero no creo que sea una locura pensar que Josep Guardiola i Sala va a ser el próximo seleccionador de la Roja.
Desde mi atalaya vespertina, somnoliento en el sofá frente a un encuentro televisivo, me parece una especulación lógica, puesto que Guardiola el único entrenador de la Liga de Fútbol española que puede compararse, tanto en calidad futbolística como humana, a Vicente del Bosque. Ser humano como entrenador consiste, únicamente, en no ser un totorota.
Como cualquier persona, Guardiola tiene también un handicap que parece impedirle llegar a ciertos cargos: es catalán. Y, peor aún, ejerce de catalán.
Ser catalán te inhabilita para alcanzar ciertos puestos en la jerarquía política y deportiva española, si no te has destacado por haber jugado en el Real Madrid o por vociferar contra el idioma catalán, contra el Barça o contra «la deuda» de la Generalitat. De manera que por ese lado, Josep lo tiene crudo: todo catalán, igual que todo vasco es culpable de odiar a España, si no demuestra lo contrario cada día. Al menos, es lo que se percibe desde las Islas Canarias.
Posiblemente, lo mismo sucedería con los castellanos si la capital de España estuviera en Barcelona. Claro que ese cambio de capitalidad, probablemente deseable por más de una razón, a estas alturas no lo quieren ni los catalanes.
No obstante, a pesar de toda esa serie de dificultades, sigo pensando que Guardiola sí podría convertirse en seleccionador de España, por tres razones principales:
a. Porque –siendo un tipo inteligente que se ha dado cuenta de que en el F. C. Barcelona ha estado a punto de alcanzar su «máximo nivel de incompetencia», según el Principio de Peter– podría haber aguantado dignamente un par de temporadas más y no lo ha hecho. Este suicidio profesional parece absurdo en un tipo que tanto ama el fútbol y más bien huele a gato encerrado.
b. Porque los chicos de la Federación Española de Fútbol saben perfectamente que Del Bosque no tiene intenciones de quedarse en su puesto hasta que lo despidan.
c. Porque no existe, ni de lejos, otro entrenador en España que genere la mitad de expectativas de triunfo al frente de la Roja.
Si tengo razón en lo que digo (lo cual sería un verdadero milagro), el relevo ya estaría pactado desde hace algunos meses y, tanto si España gana este campeonato europeo de fútbol como si no lo hace, el primer Marqués del Bosque (título que tanto me recuerda el cuento de Caperucita Roja) debería reiterar en el mes de julio sus intenciones de retirarse.
Lo bueno de escribir estas cosas es que, si no sucede nada de lo profetizado, nadie se va acordar de que lo que dijiste. Y lo malo es que si aciertas, tampoco se van a acordar de ti. Es lo que tiene la profesión de bloggero.
d) Si estaba cansado de tanto trabajo, la selección quizás le sea mas llevadera.