Es imposible librarse del ritmo ancestral, exultante, eufórico e hipnótico de las chácaras gomera. Una vez has entrado en su círculo de acción ya no tienes salvación posible: el ritmo se apodera de ti y te zarandea las piernas, los brazos y el alma, hasta convertirte en un ser movido por fuerzas que nunca antes sentiste dentro de ti.
¿Buscas una experiencia mística? ¡Vete a La Gomera y escucha las chácaras! Jamás podrás olvidar lo que se siente.
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