El tango: entre la procacidad y el puritanismo (II)

Jugar con el ritmo de las palabras –su acentuación, su número de sílabas, su posición dentro del verso,… – sobre el ritmo personalísimo de un tango es un difícil reto al que se enfrenta un letrista; pero también se convierte en una apasionante tarea.

Ya he subrayado que el tango posee una vocación moralista, probablemente nacida de la misma afición a dar consejos que tienen todos los perdíos de este mundo, incluida la muchachada del Fondo Monetario Internacional. En la canción Muchacho, de Edgardo Donato, se encuentra uno de esos sermones pronunciados desde algún púlpito instalado en un cabaré:

Muchacho,
que porque la suerte quiso
vivís en un primer piso
de un palacete central,
que pa’ vicios y placeres,
para farras y mujeres
disponés de un capital.
Muchacho
que no sabés el encanto
de haber derramado llanto
sobre un pecho de mujer;
y no sabés qué es secarse
en una timba y armarse
para volverse a meter;
que decís que un tango rante
no te hace perder la calma
y que no te llora el alma
cuando gime un bandoneón;
que si tenés sentimiento
lo tenés adormecido
pues todo lo has conseguido
pagando como un chabón.

 

Existen algunos tangos que tras haber alcanzado un éxito arrollador han sido tomados como modelo. Entre ellos se encuentra el mítico A media luz, de Carlos Cesar Lenzi, que fue compuesto en 1925, en la capital de la República Oriental del Uruguay, Montevideo:

     Corrientes, tres cuatro ocho,
segundo piso, ascensor;
no hay porteros ni vecinos
adentro, cocktel y amor.
Pisito que puso Maple,
piano, estera y velador…
un telefon que contesta,
una fonola que llora
viejos tangos de mi flor,
y un gato de porcelana
pa que no maulle al amor.

     Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos…
Y todo a media luz,
crepúsculo interior,
que suave terciopelo
la media luz de amor.

     Juncal doce veinticuatro,
telefonea sin temor;
de tarde, té con masitas,
de noche, tango y amor;
los domingos, té danzante,
los lunes, desolación.

Hay de todo en la casita:
almohadones y divanes
como en botica… cocó,
alfombras que no hacen ruido
y mesa puesta al amor…

La canción rima en los versos pares, incluido el estribillo, sde forma emejante a un romance. La mayor parte de los versos de un tango se mantiene en un metro que va desde las siete a las once sílabas, pero eso no es una regla fija y pueden aparecer pentasílabos. En cuanto a la rima, se incurre en las mismas irregularidades que parecen formar parte de la especial cadencia del tango.

Tal vez más que cualquier otro género de canción, el tango precisa ser vivido para dejarse escribir correctamente. Vivirlo supone bailarlo y amarlo. Estoy convencido de que cualquier letrista de tangos los ha de cantar y bailar con frecuencia para imbuirse de su ritmo de solemnidades absurdas y dejarlo correr por sus letras de sedas y puñales.

Cuerpo de alambre

Yo tengo una percantita
que se llama Nicanora
y da las doce antes de hora
cuando se pone a bailar,
y si tocan un tango,
de aquellos con fiorituras,
a más cortes y quebraduras
nadie la puede igualar.

En los bailongos de Chile
siempre lleva la palma,
pues baila con cuerpo yalma
el tango más compadrón.
Las turras estriladoras
al manyarla se cabrean
y entre ellas se secretean
con maliciosa intención.

Es mi china la más pierna
p’al tango criollo con corte;
su cadera es un resorte
y cuando baila, un motor.
Hay que verla cuando marca
el cuatro a la media luna,
con que lujo lo hace, ¡ahijuna!…
es una hembra de mi flor.
Yo también soy medio pierna
pa’l baile de corte criollo,
y si largo todo el rollo
con ella, me sé lucir.
En Chile y RodríguezPeña
de bailarín tengo fama:
«Cuerpo de alambre» me llama
la muchachada gilí.

Existen excelentes tangos modernos. El tango ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad y, en la actualidad, el género se está revitalizando, con asociaciones de aficionados en todo el mundo, incluida una Academia Nacional del Tango en Argentina, con correspondientes en muchos países.

(Este artículo es la segunda parte de «El tango: entre la procacidad y el puritanismo (I)«)

Para saber más sobre el tango:

El portal del tango

Todo tango

Enriquece este artículo con un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Powered by WordPress.com.

Up ↑

Descubre más desde Manuel Mora Morales

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo